Me levanté como de costumbre, a las 7:00 a.m. Cómo jode levantarse temprano... creo que es una de las cosas que más odio.
Apagué el despertador y me estiracé en mi cama... luego lentamente fui abriendo los ojos.
Otro día amargante en ese instituto me esperaba... Qué tentador, ¿verdad? Nótese la ironía...
Me levanté y fui al baño para asearme y esas cosas.
Cuando salí, abrí mi armario, ¿qué ponerme? La verdad, no suelo pensar mucho estas cosas.
Me puse unos vaqueros cortos en gris, una camiseta de tarantas del mismo color, una rebeca morada, mis converses del mismo color... y no podían faltar mis Ray-bans en blancas. Llamémosle 'costumbre pegadiza'
Me dirigí de nuevo al baño y me hice una cola alta con mis mechones rubios a los lados.
Hice mi cama y miré el reloj, las 7:37 a.m.
En ese momento mi madrastra abrió la puerta de mi cuarto sin previo aviso, como siempre.
-¡Vamos! ¡Vas a llegar tarde! -Me metió prisa desde la puerta.
Desde luego, nunca cambiará ni su voz de pito, ni sus ganas de joderme.
-Ya voy, ¿o no me ves vestida? -Dije saliendo de allí sin mirarle a la cara.
Cogí mi mochila del pasillo y corrí escaleras abajo y vi a mi padre tomándose su café diario en la cocina. Me acerqué por detrás y le di un beso.
-Buenos días - Le sonreí mientras cogía mis llaves y mi móvil y los metía en mis bolsillos.
-¿Ya te vas? -Dijo tragando el último sorbo de su café y acto seguido mirando el reloj de su muñeca izquierda.
-Sí... -contesté caminando de espalda- nos vemos. - Me giré, cogí una manzana y salí pro la puerta cerrando tras de mí.
Salí y empecé a caminar hacia ese mar de inútiles... ¿qué le iba a hacer? No sé el empeño de mis padres de pagar un instituto así solo para que siga el curso como lo dejé en Canadá, me hubiera adaptado... Están pagando eso solo para tener animadoras gilipollas y habla inglés en clase...
Tal vez, solo tal vez, hoy todo fuera mejor. No sé.
Es Lunes, empieza el 3er trimestre... Bf, ni idea. Solo espero superar el día tranquila.
Y aparté estos pensamientos de mi mente el resto del camino mientras acababa mi manzana.
Pero algo los trajo de vuelta.
Cuanto más me acercaba, más se escuchaban las taquillas, las motos de los de 4º, olía más a tiza... Como diría mi profesora de mates, 'es directamente proporcional, es lógico'. Para ella, todo es lógico.
Me fijé en la entrada después de tirar mi manzana acabada a una papelera que me crucé.
En los escalones las put...animadoras, eso. Carmen, la hija del director, en el centro de atención entre ellas. Los jugadores apoyados en la pared justo al lado de ellas, con sus balones del deporte correspondiente al que juegan...Y, ¿cómo no? El guaperas de este curso, Sergio, enseñando los músculos que había echado estas vacaciones. Qué chulos se creen, Dios...
Desvié mi mirada, no quería vomitar...
Los más destacados en notas en las mesas que hay bajo los pinos. Las que no estaban en las animadoras pero eran igual a ellas, en una toalla en el césped probando brillos de labios. Y no me dio tiempo a ver nada más porque justo tocó el timbre.
Ahora toca asamblea, más me valía no llegar tarde... Así que di una pequeña carrera hasta entrar en el pelotón de gente de la entrada. Cuando por fin hube salido, esquivé a los que tenía por delante y entré en la asamblea. Me senté por el medio al estilo indio y puse mi mochila entre mis piernas. Cada vez había más gente.
La verdad, no tenía ganas de escuchar. Así saqué un bolígrafo y una agenda que no hace demasiado tiempo, por lo menos no el suficiente para olvidarlo, significó tanto para mí.
Entonces entró el director y empezó a dar su típico discurso.
- [...blah...blah...blah...] Bueno chicos, diréis 'Ya ha soltado su discursito de siempre, el último empujón y tal y tal, ¿cuándo se acaba esto?' -Nos 'imitó' y todos rieron.
La vedad, todos pensábamos eso.
-Pero hoy se inician de nuevo los clubs y recordad que ayudan a subir nota. -Nos guiño un ojo y de nuevo todos rieron- Y Sergio, de 3ºB , va hablarnos sobre ellos.
Le cedió la palabra y él salió con su sonrisa de 'Oh chicas, derretidse ante mí'.
En cuanto empezó a hablar desconecté, paso de los clubs del instituto, y de Sergio, sobre todo de él.
Estuve un rato escribiendo frases y citas, que sin sentido venían a mi cabeza, en mi agenda y me entero: 'Incluso los más extraños o desconocidos tienen un lugar, como por ejemplo Alex.' ¿Cómo? Levanté mi cabeza. Todos estaban riendo, ¿de qué va este gilipollas? 'Es lo que suele decirse una chica mala. Solo es diferente, no os riáis' Y se reía él. 'Incluso puede que la invite al baile de fin de curso para que venga conmigo. ¿Qué me dices, Alex? ¿Serás mi pareja del baile?' Y todos estallaron en carcajadas. Oh no, oh no de nuevo.
Me levanté.
-Oh Sergio. -negué con la cabeza sonriendo irónicamente- ¿Cuándo aprenderás? -Todos callaron a escucharme serios- Ya te he dicho que tus comentarios no me duelen, tus palabras van al cubo de la basura, y que tu, me importas una mierda. -Todos miraron a Sergio por si respondía, y no lo hizo- Ni aunque fueras el último hombre de la tierra, el último, compartiría ni 5 minutos contigo. En cambio todos ustedes, tienen que recurrir a mí para hacer algo interesante con vuestras vidas. De verdad que sois patéticos.
Dicho esto, recogí mi agenda y mi boli, me colgué mi mochila a un hombro y salí de allí directa al baño de las chicas. Cerré la puerta y me senté en la tapa. Me quité mis Ray- bans dejándolas en mi mano derecha mientras apoyaba mi cabeza en mis manos mirando al suelo.
Sí, mucho mejor, al fin sola. Estoy harta, harta de todos.
Harta de la profesora, harta de los subnormales que tengo por compañeros y hartas de las putas de mi clase.
Harta del instituto y sus clases, mi madre y sus cosas, mi padre y las suyas, harta de madrastras brujas, hermanas gilipollas, de mis tíos y sus tonterías, de mi abuela y sus órdenes y de toda mi vida.
Desde aquel momento en Canadá, mi vida ha dado un cambio de 360º.
Echo de menos mis antiguos amigos, profesores y clases divertidas con él. Mi antigua vida de padres casados y tardes alegres. Con sueños con esperanzas. Pero no quiero volver, ojalá aquello no hubiera pasado. Pero pasó y ya no hay marcha atrás. Tengo que afrontar esto.
Toc-toc. Alguien llamó a la puerta.
-¿Quién es ahora? -respondí con pesadez.
-Soy Rocío, anda sal que va a comenzar la siguiente clase. -Me contestó detrás de la puerta.
-No quiero ir a la siguiente clase.
Rocío era de las pocas personas desde que vine aquí que considero amiga mía y que me trata como tal. Desde que la conocí cada día hemos estados más unidas y es con la única persona con la que me he abierto en todo este tiempo. La que sabe de mis planes, de cómo me sentí cuando ocurrió aquello... incluso sabe qué pasó. Y por eso sabe que no estoy aquí metida por lo que acaba de pasar, sino por lo que me ha recordado eso. La quiero como a una hermana.
-¿Quieres irte a tu casa? -me preguntó.
-¡Menos! -grité como si hubiera dicho una barbaridad, aunque para mi lo fue- Ojalá pudiera vivir en este baño toda mi vida...
-¡Anda ya! -contestó riendo- ¿Y te paso la comida por debajo de la puerta, como a los carceleros? -rió algo más.
Pero ella se reía de mis tonterías, no de mí. Y aunque se riera de mí, no me hubiera importado, no proviniendo de ella.
-No sería mala idea, ¿verdad? -respondí simulando ilusión mientras miraba sus All Star rosas por debajo de la puerta.
-¡Oh! Anda, déjate de tonterías y sal que nos va a caer la bronca. -me dijo dando toquecitos en la puerta.
Levanté la cabeza y me puse mis gafas. Abrí la puerta y ella me sonrió.
-A mí siempre me echan la bronca por lo que sea, no sería nada nuevo.-esbocé una sonrisa.
-Deja de ser negativa. -Me reprimió- Ahora toca inglés, a lo mejor te anima un poco. -Me animó mientras salíamos de allí y subíamos las escaleras directas a clase.
De verdad, me conoce demasiado bien para tan poco tiempo.
Rocío es vivaz, alegre y graciosa. Muchas veces alocada y desenfrenada. Pero es muy comprensiva y seria, pero eso solo pasa a veces... ¿dos veces al año?
Y se fija mucho en todo. Si falta una de las moscas que se reunen a la hora del almuerzo en el comedor, ella se da cuenta.
Tiene el pelo castaño claro, medio corto y totalmente liso. Ojos verdes que chispeaban de ilusión por cualquier tontería. No es muy alta, de hecho, es más bajita que yo. Pero su imaginación y sus esperanzas, alcanzan el cielo o más allá.
-Sí. -respondí- A lo mejor.
Mientras llegábamos ella iba hablando con todo el mundo, como siempre. Mientras yo... bueno, yo miraba por dónde iba. Y repito, no es por lo ocurrido en la asamblea.
Una vez entramos en clase me senté en mi sitio, pegada a Rocío ya que estamos en parejas en clases. Menos para los exámenes, claro.
Y cuando iba a sacar los libros entró nuestra tutora. Genial, adiós clase de ingles. (¿Más ironías? Por aquí, tomen asiento).
Y sí, ya sé que en este instituto hablamos ingles, pero se refuerza y a parte damos Francés, Latín, Griego, Alemán... depende de lo que escoja cada uno. Lo que yo diga, demasiado pijo para mí. Mucho dinero para estar rodeada de gilipollas... manda tela.
-A ver chicos. -Nos llamó la atención cerrando la puerta por lo que todos se sentaron.- Como ya ha pasado un trimestre.
Oh, sí. El segundo trimestre... aún me queda un tiempo en el que aguantaros...
-Toca cambios de sitios y de parejas. -Prosiguió. Y ya traigo las listas basadas en las notas, la atención el comportamiento y lo demás. -Dicho esto cogió un folio amarillo fluorescente de su bolso.
Oh, claro. Esto será divertido. SARCASMO, SARCASMO, SARCASMO EVERYWHERE.
-Voy dictando y señalando los sitios, sin reproches ninguno. -Advirtió.Y siguió a lo suyo. Tal con tal, tal con tal, tal con tal... Rocío con Mónica...
¿Eh?
-¿Y yo? -pregunté levantando mi mano.- ¿Qué pasa conmigo?
-Hicimos esta encuesta a principio de curso, Alex. Además, sin reproches, es por vuestro bien.
Dio mi tema por zanjado y siguió dictando. Entonces Rocío me miró decepcionada y se cambió a la segunda fila con... ¿Mónica? Puede, tampoco es que me interese demasiado. Y menos ahora.
Pero oh, lo mejor llego... Nótese la ironía de nuevo.
- Alex y Joge. -Dijo señalando la tercera fila.
-¿Cómo? -Escupí totalmente la palabra.
Mi tutora me miró con cara de pocos amigos bajo sus gafas de media luna bajando su folio amarillo fluorescente.
Vale, lo había pillado. 'Cállate y sientate, Alexa María.'
A ver. Todos estos días y al final del trimestre pasado, todas las chicas deseando y peleando entre ellas sobre quién se sentiría con Jorge... Y a mí, justo a mí que lo quiero matar, me toca a su lado. Esto es demasiada mala suerte en un solo día. Me parece un cretino, un gran cretino que más vale que me deje tranquila o se las haré pagar.
Le cambiaría el sitio a... sí, a Mónica.
La profesora siguió imponiendo los sitios y no tuve más remedio que coger mi mochila y cambiarme al lado del subnormal que ahora tengo de pareja de sitio. Dios, dame fuerzas...
~Mientras en otra parte...
Acabo de cumplir 17 y esto en la cima del mundo. Wow, esto va demasiado rápido y he tenido un éxito increíble en estos años. Parece ayer cuando me marché definitivamente y... hice aquello. No sé si podré perdonarme aquello algún día.
En fin, aquí estoy. España. Técnicamente llego en dos semanas para promocionar mi película 'Never Say Never'. Personalmente llegué ayer para arreglar lo que un día rompí.
A ver, aquí vive lo que era una pareja amigos íntimos de mis padres desde pequeños, por lo que su hija de casi mi edad, es, o por lo menos fue como mi hermana. Pero después de aquello se mudaron aquí.
Y ahora esa pareja también acabaron con su relación como hicieron anteriormente mis padres y se llevan fatal al contrario que los míos...
Esto no va a ser fácil, pero eso lo sé desde que la conozco, y aquí vengo.
He hablado con los padres de ella, no tienen nada en mi contra. Creo que eso es porque no saben qué hice...
Bueno, lo que cuenta es que no se van a entrometer, todo lo contrario. Hoy me han invitado a una merienda el padre de ella y su nueva mujer. La hija de su pareja es fan mía, y aparte estará ella. Podré verla, después de todo, eso ya es un gran logro.
Mi mejor amiga, mi hermana, mi novia en los juegos de la casita, mi pequeña, mi Alex.
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